Agosto 22 de 2021
Primera lectura: Jos 24,1-2a.15-17.18b
Salmo: Sal 34(33),2-3.16-17.18-19.20-21.22-23 (R. cf. 9a)
Segunda lectura: Ef 5,21-32
Evangelio: Jn 6,60-69
I. Orientaciones para la Predicación
Introducción
La Palabra de Dios que se nos ofrece en este domingo nos presenta unas ideas temáticas que iluminan y orientan nuestra reflexión y oración:
• Uno de los obstáculos para seguir a Jesús es no comprender su Palabra: Muchos de sus discípulos, al oírle, dijeron: “Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?” (Cfr. Jn 6,60).
• Para seguir a Jesús es necesario creer en Él y en sus Palabras: “Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida. Pero hay algunos entre vosotros que no creen” (Cfr. Jn 6,63b-64a)
• El seguimiento a Jesús siempre es y será consecuencia de una decisión personal y voluntaria: ¿También Vosotros queréis marcharos? (Cfr. Jn 6,67b).
1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?
Podemos decir que el tramo del evangelio de Juan que nos propone la liturgia de la palabra para este domingo, está coordinado por varias preguntas que tratan de desvelar el mensaje que el autor sagrado quiere transmitir. Por ello, en nuestra lectura inicial, podríamos focalizarnos en las preguntas y tratar de dar respuesta a ellas desde el mismo texto, con la finalidad de descubrir su sentido auténtico. “Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?” (Cfr. Jn 6,60) ¿Esto os escandaliza? ¿Y cuándo veáis al hijo del hombre subir adonde estaba antes? (Cfr. 61b-62) ¿También vosotros queréis marcharos? (Cfr. Jn 6,67b).
2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?
La invitación que nos hace Jesús a seguirlo es constante. Uno de sus grandes deseos es que lleguemos a ser auténticos discípulos suyos. El mensaje de Jesús puede resultar confuso y difícil de comprender para nosotros. Esta incomprensión podría ser un obstáculo grande para poder seguirlo, dado que puede generar una cierta sensación de incapacidad de poder en práctica sus palabras.
A pesar del escándalo que puedan generar las palabras de Jesús, tendríamos que responder como Simón Pedro: ¿Dónde quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna. Siempre contaremos con nuestra libertad para seguir a Jesús. Se trata de una decisión que tomamos no por ser coaccionados, sino por amor. Porque una de las características del amor es la libertad.
3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?
Nuestro compromiso como discípulos de Cristo en ocasiones no es definitivo. Puede existir en nosotros dudas o temores que nos llevan a claudicar. Por tal motivo, sería importante siempre recordarnos a nosotros mismos y a los demás, que en las Palabras de Jesús encontramos siempre vida eterna, y que aún en las noches oscuras de nuestra fe podemos mantener nuestro “sí” a Dios.
II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles
Monición introductoria de la Misa
Congregados en este día celebramos el misterio de nuestra fe: la Eucaristía. En ella se nutren los hijos de Dios y se manifiesta la unidad de los creyentes en un mismo pan y un único vino convertidos en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Dispongámonos, pues, a vivir este Misterio con una actitud de adoración y contemplación.
Monición a la Liturgia de la Palabra
La opción del hombre frente a Dios no se hace de una vez para siempre. La interpelación de Dios, desde su Palabra o desde las situaciones cambiantes de la vida, exige una continua renovación de nuestra decisión. Así se ven interpelados los Israelitas por Josué, y los discípulos por Jesús. Está en cuestión la fidelidad al compromiso inicial. El Matrimonio, “gran misterio” para Pablo, es un caso más de esa fidelidad al compromiso empeñado. El Cónyuge cristiano deberá significar con su fidelidad inquebrantable el amor de Dios a su pueblo, desde Cristo a su Iglesia, invariable a pesar de las traiciones de ésta.
Oración Universal o de los Fieles
Presidente: Hermanos, a Dios Padre que nos ha amado tanto, orémosle por la Iglesia y las necesidades del mundo. Digamos juntos:
R. Te rogamos, óyenos
Oración conclusiva
Padre misericordioso,
mira con amor a tus hijos que se reúnen
para contemplar las maravillas
que obras en tu Iglesia, y escucha sus plegarias.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.